Esta historia está basada en hechos reales. Son totalmente verídicos y no han sido alterados o exagerados de ninguna forma. Únicamente cambia el nombre de los protagonistas para proteger su intimidad. Les llamaremos
X e
Y.
Todo ocurrió como sigue:
Aprovechando una bonita mañana de sábado,
X e
Y salieron en coche sin rumbo fijo. Ante la falta de sitios encantadores y bucólicos en las cercanias de Zaragoza (aing, si estuvieran en Huesqueta!) decidieron hacer otro tipo de turismo menos paisajístico y que se adaptaba más a las posibilidades existentes en esta provincia: el turismo gastronómico. Así fue como acabaron en la localidad de
Almonacid de la Sierra. Esta localidad es conocida por su famoso mesón de los 20 platos, así que
X e
Y pararon a reservar mesa.
- ¿Que pueblucho es este? dijo
XX no confiaba nada en la sabiduria gastronomica de
Y- ¿Realmente crees que hay que reservar mesa?, pero si esto esta muerto!!
Aún así, cedió a la insistencia de
Y y reservaron en el local, un local inmenso...
Durante 2 horas
X e
Y vagaron por las inmediaciones de la localidad en busqueda de algo interesante que hacer. Únicamente el
calendario del bar "El buen humor" en Paniza mereció la pena en dicha espera. Aunque no deberíamos menospreciar la cabeza de jabalí con una mazorca de maiz cual puro que habia en dicho lugar.
A las 2 y media regresaron a Almonacid de la Sierra y... cual fue su sorpresa al encontrar un pueblo completamente cambiando. No cabía ni un solo coche en la inmensa plaza que hacía tan solo una hora estaba desierta. Incluso 2 autobuses habían hecho acto de presencia.
-¿que haran todos esta gente aqui? se preguntaba
X.
La respuesta la encontraron al entrar en el inmenso comedor del mesón de los 20 platos. No cabía ni un alma ya sea por el gran número de gente presente como por el volumen de algunos comensales que imaginaron clientes habituales del lugar.
Y entonces, tras sentarse en la mesa reservada,
X e
Y empezaron su particular festín.
Una barra de pan de metro y un gran puchero de caldo de cocido les esperaba en la mesa. Sin embargo,
X e
Y se comportaron como profesionales y conocedores de la magnitud de la prueba que esperaba a su estomago, reprimieron sus ansias sirviéndose lo justo de caldo. El pan, ni tocarlo.
Una pizpireta camarera se les acercó para preguntarles si osarían a tomar el menú de los 20 platos o el menu del día, a lo que
Y, con gran seguridad en si mismo, replico: -El de los 20 platos, claro!!! Este fue el menú:
Plato 1: garbanzos con oreja, morcilla y chorizo
Plato 2: judias con guindillas (nótese el tamaño del tarro de guindillas)
Plato 3: menestra de verduras.
Plato 4 y 5: huevos rellenos de atún y tomates abiertos (de fondo la pila de platos que nos esperaban y que por supuesto utilizaron)
Plato 6: morcilla frita con pimientos verdes, croquetas y longaniza frita
Platos 7, 8 y 9: salchichas al vino, Lomo con tomate y muslos de pavo a la miel
En este momento la amable camarera les intentó retirar el lomo.
Y le dio su consentimiento en un momento de debilidad, pero la fuerza de voluntad de
X permitió que el lomo no se fuera sin probarse. Más que fuerza de voluntad, pudo ser por el vino que llevaba dentro.
Platos 10 y 11: champiñones con ajos y jamón y conejo guisado (el conejo sigue dando saltos varias horas despues en el estomago de quienes lo degustan)
Platos 12 y 13: Albóndigas del tamaño de pelotas de tenis y ciervo guisado con patatas.
Platos 14, 15 y 16: caracoles con tomate, jarrete guisado y carrillera con verduras
X e Y estaban practicamente rendidos, haciendo cuentas de cuantos platos llevaban comidos y cuantos podian faltar y de repente, para gran jubilo de ambos, apareció la amabilísima camarera con un porrón muy particular que contenia vino de joder.
Pensaron los ilusos que eso era el equivalente al sorbete de limón que se sirve en muchos restaurantes e
Y pregunto con aires de superioridad: "Nos sacaréis postre tambien, ¿no?" La respuesta de la camarera hizo comprender a
X y a
Y porque se llama vino de joder.... joder!! porque.... todavía quedaban varios jodidos platos!!!!
Así que... no dudaron en dar un trago al vino de joder, agarrando para ello al guardia civil por el miembro viril de considerables dimensiones que tenía (sin menospreciar sus cojones, del tamaño de las albondigas que antes habian degustado)
Y bebiendo X bebiendo
Platos 17 y 18: Langostinos y espárragos.
Plato 19: un queso entero al que X le dio buenos cortes.
Plato 20: Un jamón entero en la mesa. Observen como
Y "toca el violin"
Un buen brindis de cava antes de empezar con los postres.
Los postres: Fresas con nata y copa de chocolate con nata
De este modo y tras degustar todos y cada uno de los 20 platos X e Y salieron triunfales del meson 4 horas después de haber entrado. Nota: X salió con un pequeño coma etílico porque además de comer de cada uno de los 20 platos bebió de cada una de las bebidas alcohólicas que se ofrecieron (a saber: vino, vino de joder, cava y chupito). Esto hizo que la natural simpatía de X aumentara de modo exponencial y que tuviera lugar la simpática conversación que a continuacion detallamos:
- "Hola niño! me dejas tu camara de juguete?"
- "Si!!! pero.... me duele la tripa."
Esto nos hace plantearnos: ¿qué padres son tan terriblemente crueles para castigar a su hijo y obligarle a comer en el mesón de los 20 platos?
Como premio a su valor, la encantadora camarera les obsequió con una botella de vino que afortunadamente Y tuvo cuidado en requisar para que X no continuara con su particular fiesta.
Nota final: No contentos con esta gran hazaña, X e Y disputaron un partido de paddel. Desgraciadamente, X no tenia reflejos para ver la bola e Y no podia moverse debido al gran empacho que tenía.
No hace falta que digamos el resultado del partido, creemos que las fotos de X e Y a la salida del restaurante son suficientes para deducir que no estaban en condiciones de jugar a ningún deporte que no fuera el tumbing.